Datos personales

miércoles, 6 de julio de 2016

Nefropatía Ig M , ¿hemos de considerarla una nueva entidad?.


Desde su primera descripción en 1970  ésta glomerulonefritis con depósitos mesangiales electrodensos de IgM y presentación en forma de síndrome nefrótico a menudo acompañado de hematuria, ha tenido difícil hacerse hueco entre las enfermedades glomerulares, no siendo considerada por la mayoría de autores como una verdadera entidad.

Esto se debe a sus características clínicas intermedias entre una enfermedad por cambios mínimos con tasas más altas de corticorresistencia que el cambios mínimos al uso, y la glomerulonefritis focal y segmentaria a la que evoluciona con frecuencia en biopsias seriadas definiendo un subgrupo de pacientes con peor pronóstico.

Muchos autores consideran que la presencia de éstos depósitos es simplemente un dato añadido que se superpone a estas enfermedades de base, y todo hace pensar que les confiere peor pronóstico, aunque no queda claro si este se debe a los depósitos en sí mismos o al mecanismo subyacente que hace que  se presenten sólo en algunos pacientes afectos de éstas patologías. 

Por ello, el debate sigue candente y hay quien sugiere que más bien se trata de una entidad clínica e histopatológica independiente y con su propia fisiopatología , que pese a no estar bien definida parece relacionarse como en el caso de la glomerulonefritis IgA con anormalidades en la IgM circulante o bien en relación con anormalidades en la funcionalidad de las células T ó en la capacidad de las células mesangiales de procesar los agregados de inmunocomplejos compuestos por IgM y detectables en suero, junto a elevación en ocasiones, de los niveles séricos de  la inmunoglobulina.

La prevalencia se estima entre 2 y 5 %, y algunos trabajos auguran mejor pronóstico a las mujeres , y a pacientes con hematuria, aunque la presentación clínica predominante es la proteinuria. Se han empleado diversos tratamientos inmunosupresores (esteroides, tacrolimus, micofenolato, ciclofosfamida y rituximab) , sin observarse diferencias entre ellos ni con los pacientes que sólo recibieron antiproteinúricos en series observacionales. El 25 % de los afectados evolucionarán hacia insuficiencia renal avanzada a los 15 años de seguimiento, siendo el factor pronóstico más importante la remisión completa con el tratamiento, y los datos de cronicidad en la biopsia renal.

Este reciente artículo británico-italiano publicado en NDT ofrece la serie más larga de pacientes con Nefropatía IgM  ( n: 57 ).


Su lectura genera muchas inquietudes:

¿Hemos de redefinir la clasificación de las glomerulonefritis y separar esta nueva entidad por su impacto pronóstico a tener en cuenta en el tratamiento?

¿Son en todos los casos informados estos depósitos en el resultado histológico y en tal caso tenemos siempre en mente el mayor riesgo de progresión hacia hialinosis focal y segmentaria de éstos pacientes?

 ¿Deberían los estudios en estas entidades evaluar a los pacientes con éstos depósitos de forma aislada para no incurrir en sesgos a la hora de comparar opciones terapéuticas ?


¡ Os animamos a compartir vuestras opiniones !


Nayara Panizo González.




No hay comentarios:

Publicar un comentario